7 may 2014

Dónde encontrar a Buenos Aires




 (De Pablo Babini)

En la década del sesenta Buenos Aires estaba -además de en los barrios- en el circuito que iba desde Callao y Corrientes, pasando por los teatros, los cines y las librerías, cruzaba el Obelisco y llegaba por Corrientes hasta Florida y derecho por allí hasta Plaza San Martín. Si uno tenía suerte podía ser testigo de la "precuela" de la Feria del Libro, con la salida a la calle peatonal de las mesas con las novedades literarias entre las que había más ficción que autoayuda y más autores que productos de marketing. El fin del recorrido era el Di Tella, aunque un buen caminador podía volver por la avenida Santa Fe con altas probabilidades de cruzarse con Ernesto Sábato en pleno chamuyo platónico.
Después Buenos Aires creció y se puso seria, como esos chicos creativos y espontáneos a los que la educación formal trata de convertir en estereotipos hasta que maduran y recuperan, si pueden, su naturalidad. La globalización rebotó contra la personalidad de la ciudad sin dejar un tendal. McDonald's tuvo que hacer McCafés y Starbucks rendirse ante las tacitas de loza.
El progreso, la evolución o como se llame, sí hizo mella. Los bodegones con parrilla y las increíbles pizzerías de barrio se transformaron en "restobares", aunque en realidad sus sabores se replegaron a los hogares porteños y suburbanos, donde hoy se practica (con entusiasmo no siempre justificado por los resultados) la gastronomía hecha en casa.
Si bien las amistades son hoy tecnológicamente más virtuales, la ciudad sigue cultivando el amor por los gomías del mismo palo y el temor al sexo opuesto que dieron letra a tantos tangos.
Buenos Aires, la auténtica, está hoy más desparramada, ¿democratizada?, que antes. Abarcarla es una utopía y atravesarla en cualquier tipo de transporte es un suplicio. Dado que cunde el trabajo -precario- a distancia, se ha descentralizado en comunas administrativas pero sobre todo geográficas, cada una con sus cafés, sus calles arboladas y su cultura vecinal, imponiéndose sobre ellas la identidad sentimental de la ciudad, esa que se llevan los que se van.
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Imagen: Corrientes y Obelisco vista nocturna.
Texto y fotografía tomados de la página http://www.buenosairessos.com.ar